sábado, 6 de septiembre de 2008

Ya no creo en nada, ya no creo en nadie, ni siquiera en mi misma, porque hasta yo he traicionado mi dignidad, rebajándome a la suplica, humillándome ante la indiferencia. No es mucho, pero así me conformaba. Pero ahora sé que no es lo que necesito. Ahora pago mi pecado, amarte con locura, tanto así que resolví volar lejos. No tiene sentido la vida, y la muerte me parece absurda. Quizás, en otra vida, en otro cuerpo en otro tiempo y lugar, pueda reparar mi error…por eso allí voy a tu encuentro…

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